El cuerpo se decide a hablar y pone a tu disposición las marcas como si fueran una lengua. Es un lenguaje preciso, poderoso y a tu disposición. Cada síntoma tiene un trasfondo emocional y muchos de ellos llevan como marca una herida profunda. Seguramente las bases estén la infancia, en el origen familiar, pero después nos hemos ido consolidando ahí sin darnos cuenta y la desvalorización ha hecho huella.

Como todo lo que nos sucede, podemos tomarlo como la crisis o como la propuesta de cambio, sabiendo que el mensaje que nos dá nos permite abrirnos a ser mucho mas coherentes emocionales con nosotras mismas y con el mundo que nos rodea.

Siempre estamos eligiendo, y elegir nos compromete a hacernos cargo y tomar la decisión de qué camino es el que nos libera. Darnos cuenta que nos sentimos desvalorizados puede ser un descubrimiento y, a partir de allí, usar ese descubrimiento como un gran puente hacia la libertad.